Conducta
Por conducta, en primer lugar, vamos a entender lo
que nos define el diccionario de la Real Academia Española online [DRAE]; una
guía, una manera en que los hombres se comportan en su vida.
Para la psicología, será un conjunto de acciones
con que un ser vivo responde a una situación. Respecto de esto último, y
para dar cuenta mas no de un ser vivo solamente, si no de un ser
biopsicosocial, es decir, una persona, configurada también por el ser
axiológico y abierta a la trascendencia, agregaremos lo que Mas Colombo,
Risueño & Iglesias (2011) postula:
Un acto
voluntario supone la intervención de la inteligencia, que elije la conducta
adecuada de acuerdo a las sensopercepciones recibidas, a sus aprendizajes
anteriores, a sus estados afectivos, a sus deseos y sus motivaciones.
Este ser
consciente que se pone en marcha en forma reflexiva (aunque no siempre
deliberativa), consciente de sí mismo y de su mundo, de lo fáctico y de sus
posibilidades, de su historia y de sus proyectos, responde, de un modo personal
y organiza su comportamiento.
Se
entiende por conducta voluntaria a la “vertiente consciente y autorregulable de
la conducta humana y la faceta de la personalidad que posibilita la continuidad
y coherencia entre pensamiento, deseos, sentimiento y acción. (p.283)
Es interesante leer sobre la conducta del hombre y pensar
que es organizada en función de un universo interior de vivencias, para luego
ser proyectada al medio o silenciarla en un acto de reflexión.
¿Cómo
pensar entonces la conducta que no se vehiculiza por el camino de lo
beneficioso?
De éste modo, cuando el riesgo sea su acompañante,
cabería preguntarnos sobre los estados afectivos, deseos y motivaciones propias.
Por su parte Piaget (1967/1999) ha dejado en claro
que “toda conducta, trátese de un acto desplegado al exterior, o interiorizado
en pensamiento, se presenta como una adaptación o, mejor dicho, como una
readaptación” (p. 14). Así lo evocamos, como una guía mas para ampliar y
definir este concepto que siendo parte intrínseca del hombre, aclara “la
conducta supone dos aspectos esenciales y estrechamente interdependientes: uno
afectivo, otro cognoscitivo” (p. 14).
Es decir, el psicólogo asume un rol profesional,
una responsabilidad, y con ello se hace cargo de hacer el bien, de responder
con su mundo teórico y experiencial. Así puede tomar al otro, como
persona íntegra y potencial, respetando los estratos que configuran su
existencia y dando un espacio donde cuerpo y alma comulguen con los valores,
para que encuentre un sentido en su proyecto de vida.
“La vida afectiva y la vida cognoscitiva, aunque
distintas, son inseparables. Lo son porque todo intercambio con el medio
supone a la vez una estructuración y una valoración sin que por eso sean menos
distintas (….)” (Piaget, 1967/1999, p.16)
Conducta de riesgo
Finalmente, ¿qué entenderemos por conducta de
riesgo? Una primera aproximación, será pensarla como una perturbación de la
voluntad y de la inteligencia, ya que vamos a suponer que el hombre tiende a la
supervivencia, pero con cualquier conducta de riesgo, pone en peligro la
misma. En tanto que nos animaremos a pensar en que hay algo también del
orden de las sensopercepciones y del aprendizaje desequilibrado.
Pondremos en duda si hay plena consciencia para llevar a cabo acciones
riesgosas. O si gana el sesgo pulsional, la renegación, la no
metabolización de la información, la no aprehensión del conocimiento.
Mas Colombo, Risueño, Motta, Raphael, Mas &
Fusaro (2008), plantéan que “cuando se habla de riesgo, aludimos a toda
conducta o situación específica que real o potencialmente conduzca al deterioro
actual o futuro de la salud biopsicosocial del humano”. (p.27 )
En sí mismo el riesgo guarda una contingencia de
daño, “lo que depara la providencia” (DRAE). Sin embargo, aludiremos y
defenderemos que el hombre es quien escribe su historia presente y es capaz de
proyectar, a partir de cada uno de sus pasos vitales, a futuro. Por eso
es un proyecto abierto (Labaké, 1997).
Para escribir
estas líneas me nutrí de la siguiente bibliografía:
Labaké, J. C. (1997). “Introducción a la psicología” (3° ed.).
Bonum
Mas Colombo, E., Risueño, A. & Iglesias, R. (2011). Clínica
Psicofisiopatológica (3° ed.). Buenos Aires: ECUA
Piaget, J. (1967/1999). La psicología de la inteligencia. (p. 14-16) España. Critica Barcelona.
Real Academia Española (sin fecha). Diccionario de la lengua española
(22ª. Ed.) Extraído de http://www.rae.es
Gracias por pasar, feliz de compartir lo que escribo y
ojala les sea de utilidad! :)
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